Javier Pérez Royo en un avituallamiento en uno de los primeros maratones de Sevilla. Foto Eduardo Bellido
Entrevista que publiqué en mi libro del XXV Aniversario del Maratón de Sevilla en 2009.
En su mente se fraguó la gran idea, y logró que el alcalde Manuel del Valle aprobase el estudio de este proyecto y encargase la tarea a otras personas que le dieron forma y la organizaron. Javier
Pérez Royo, nacido en Sevilla
en 1944, es doctor en Derecho y catedrático de Derecho Constitucional por la
Universidad de Sevilla, de la que fue rector de 1988 a 1992. Corrió las
primeras 23 ediciones.
¿Cómo surgió hace 25
años la idea de hacer un maratón en Sevilla? Muchos corredores de la época me
aseguran que fue usted el ideólogo...
Sí, la idea fue mía.
Llevaba varios años pensándolo. No había ningún club con fuerza para tomar la
iniciativa como pasaba en Madrid o Valencia, que tenían asociaciones de
corredores con capacidad para organizar un maratón. Pensé que el Ayuntamiento
era el único capacitado para eso, intenté que surgiera de la iniciativa
pública. Al Ayuntamiento le pareció bastante positivo. Así surgió todo.
Quienes organizaron
el maratón fueron Pepe Lora y Ricardo Ramírez de Arellano. Se encargaron ellos
directamente de diseñarlo, gestionarlo... junto a la gente de Deportes del
Ayuntamiento de Sevilla. Eran íntimos amigos míos, y cuando hablé con el
Ayuntamiento los pro- puse para se encargaran de todo.
¿Quién diseñó el
circuito?
Antonio Cruz y
Antonio Ortiz, dos arquitectos. Aquella Sevilla difiere mucho de la actual, era
mucho más pequeña, ya que la Expo’92 le cambió muchísimo la cara. Lo que estaba
claro es que la Plaza de España debía ser el centro de todo porque es un sitio
magnífico para la salida y meta. Ellos idearon el circuito partiendo y llegando
allí, aunque fue difícil sumar 42 kilómetros en aquel entonces.
¿Usted no organizó
nada?
Yo me desligué. Puse
en marcha la idea. No se puede correr y organizar, y yo quería correrlo. Eso
tiene mucho trabajo administrativo, in- compatible con mi trabajo en la Universidad,
con mi vida profesional y con correr, no tenía tiempo para todo.
¿Se imaginaba
entonces que 4.000 personas correrían el maratón 25 años después?
Tenía muy buena pinta. Lo difícil era organizar la
primera. No tenía dudas de que iba a ser un éxito, cada vez iba más gente a
correr a los parques, la gente empezaba a preocuparse por su físico. En lo
personal estoy satisfecho porque aunque yo también corría en otras ciudades, a
mí lo que me apasionaba es que en la mía hubiera un maratón. Hoy los corredores
son algo normal dentro del paisaje ciudadano en todas partes, cuando antes
llamábamos mucho la atención.
Le reconocieron su
tarea en 1989 entregándole el dorsal número 1.
He corrido los 23
primeros, hasta que la espalda me lo ha impedido. 2:46 es mi mejor marca, lo
corrí junto a Odriozola, el actual presi- dente de la Real Federación Española
de Atletismo. En los 80, antes de ser rector, corría 6 días en se- mana y hacía
incluso doble sesión en verano, cuando tenía tiempo. El primer año fue el más
bonito, ver que todo se había puesto en marcha me produjo una gran
satisfacción. Durante los últimos treinta años, muchos de los mejores momentos
de mi vida los relaciono con correr. El día del maratón uno siente siempre una
sensación muy especial, se es consciente de antemano que se va a poner al
límite de su capacidad y que se va a superar.
¿ Cuáles son los
puntos fuertes y en qué se puede mejorar el ma- ratón de Sevilla?
El circuito es
magnífico. La temperatura normalmente es muy buena. El número de atletas es lo
suficientemente alto como para que se vaya arropado todo el recorrido. Es un
gran maratón. Lo único que hay que conseguir es que toda la ciudad vibre este
día, como pasa con Nueva York.
¿Sigue corriendo?
No, la espalda no me
lo permite. Ya se ha acabado. Lo he tenido que dejar. Ando mucho, hago
gimnasia, uso la elíptica que evita los impactos... Pero no he dejado de hacer
deporte. Lo necesito.
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