***ENTREVISTA COMPLETA JOSÉ CARLOS JAENES. Publicada en Runner's World en 2008 y parcialmente en el libro del XXV Aniversario del Maratón de Sevilla.
“Soy un atleta con canas”
José Carlos Jaenes es atleta desde 1972, cuando se calzó las
zapatillas tras ver correr al mítico Lasse Viren en Munich’72, eso le cambió la
vida para siempre. Es campeón absoluto andaluz de cross, ha ganado numerosas
carreras populares como la Vuelta a Sevilla, entre otras, y ha corrido más de 18
maratones* (su mejor marca es 2:33:55 en San Sebastián).
Mejores Marcas:
3.000: 8:51
10.000: 32:02
Media Maratón: 1:11:30
Maratón: 2:33:55
*Datos de 2009
Curriculum Vitae
Profesor de Psicología de la Actividad Física y del Deporte
y de Psicología para el rendimiento en la UPO, responsable de la Unidad de
Psicología del Deporte del Centro Andaluz de Medicina del Deporte (CAMP).
Presidente de la Asociación Andaluza de Psicología del Deporte y vicepresidente
de la Federación Española de Psicología del Deporte. Es el psicólogo que más ha
escrito sobre maratones en todo el mundo. Coautor del un libro de cabecera para
los fondistas: “Maratón: Preparación psicológica para el entrenamiento y la
competición”, editorial Almuzara.
Pues sí, he corrido 18 maratones en Boston, Washington,
Londres, Madrid, Sevilla, Jerez, Valencia y San Sebastián. Mi favorito es Nueva
York, sin duda, regreso este año, porque los ciudadanos se vuelcan más con la
prueba que en cualquier otro sitio. Esa es una de las cosas bonitas de Nueva
York, allí nunca estás solo. La gente ofrece su propia comida, su agua… Me puse
en el brazo derecho José, y en el izquierdo Carlos, y la gente te va animando
por tu nombre.
¿Se siente pionero del maratón en Sevilla? Hace 25 años le
verían casi como un loco corriendo por el parque, por la calle…
Yo sufrí eso de ir corriendo y que nos dijeran “un pico y
una pala, a ver si trabajáis”. Ese tipo de cosas eran duras, los coches nos
pitaban… Sí que me siento pionero, como otros. Con las marcas que tenía en 5 y
10 mil yo nunca llegué a hacer la marca que valía en maratón en aquellos años,
porque en nuestra época le teníamos mucho respeto y miedo al maratón. Para
nosotros era una distancia increíble, y hoy día casi cualquiera con sobrepeso
se atreve a correrlo. Es un gran cambio de mentalidad en España. Evidentemente,
Baeza, Carmelo, Pepe Lorente, Ruiz Bernal… fuimos gente que empezó en esto
cuando casi nadie lo hacía. Ahora es bonito ver que hay muchas pistas de
atletismo, que hay gente joven que entrena para ser atleta. La calidad salvo
algunos casos concretos (Reina, Pentinel…) no ha variado enormemente en
Sevilla. Falta algo, no es un deporte grande en número de atletas de elite. Es
un deporte sacrificado que da muchas satisfacciones. Tal vez por eso no es tan
llamativo como otros.
¿Un psicólogo deportivo teme algo del maratón?
Ya nada (risas). Por mi experiencia en maratón y por mi
profesión ya no le tengo miedo. Pero sí que no corro por correr, si no que
siempre busco mis límites. Cuando alguien ha corrido 58 maratones es que hace
mucho tiempo que las marcas no le importan, y sólo quiere correr maratones. Es
algo muy loable. Pero cuando uno como yo que lleva tantos años “sólo” ha
corrido 18 es porque todavía intenta buscar sus límites. Quiero saber este año
en Nueva York cuánto valgo con 52 años, espero valer menos de tres horas, y
para eso sé que tengo que entrenar. Por lo tanto, ya no existe el nerviosismo
que tenía al principio de mi vida deportiva. Sé mucho de maratón. He escrito,
he estudiado, he hablado con mucha gente sobre el tema. Quizás soy el autor que
más trabajos sobre maratón ha hecho en el mundo, y eso hace que conozca bien la
prueba. Todo el que me conoce y entrena conmigo dice que yo entrenando menos
rindo más que otros, la causa es mi conocimiento sobre la materia. Sé
planificar las carreras tácticamente, y le saco rendimiento al entrenamiento
que llevo en las piernas. Hace unos años, un amigo mío piloto de líneas aéreas
calculó que en mi vida le había dado ya dos vueltas a la tierra corriendo, eso
me llena de orgullo. Hacer tantos kilómetros te da garantías, conocimiento de
tu cuerpo. Ahora corro una hora y hora
y diez diaria, y los fines de semana hora y media. Dos días entre semana
intento hacer entrenamiento fraccionado.
¿Qué armas psicológicas podemos emplear para afrontar un
maratón?
Yo trabajo fundamentalmente la capacidad de ser realista.
Saber que aunque estés nervioso tienes un tiempo para controlar tu estado
emocional, no dejarse llevar por el ambiente. Por ejemplo, en Nueva York es muy
difícil correr con cabeza, de manera emocionalmente estable, porque te rodean
tantos detalles que te hacen subir el ritmo casi instintivamente. Hay que saber
que vas a correr durante “X” tiempo y que lo importante es mantener el ritmo y
saber sufrir. Si estás bien entrenado sabes que puedes recuperarte de la
fatiga. Y, por último, tomar decisiones: cuándo hay que atacar, cuándo hay que
cambiar el ritmo… Es un proceso de pensamiento continuo, de adaptación y
razonamiento.
¿Hay diferencias sustanciales en la mente del que corre el
maratón en 2:45:00 y el que lo corre en 4:20:00?
Es más duro correrlo en más tiempo que en menos. Cuando yo
salgo de la meta y me voy a ducharme, siempre pienso “vaya tela lo que le queda
al que vaya por el kilómetro 20”. Es mucho más duro por muchas razones, sobre
todo porque, por lo general aunque no siempre es así, el que tarda cuatro horas
está menos preparado que el que corre más rápido, tiene menos experiencia en la
distancia, tiene sobrepeso probablemente. La cuestión de que se haga más o
menos fácil es sentirse y estar bien entrenado. El maratón empieza en el
kilómetro 25 para el que está bien entrenado. El que no está bien entrenado
empieza el maratón en el kilómetro 1, en la salida.
¿Asesora a atletas de elite?
Sí, en el Centro Andaluz de Medicina del Deporte tengo la
suerte de trabajar con deportistas de altísimo nivel, olímpicos de varias
especialidades. Tengo el orgullo de que en los JJOO de Atenas los deportistas
con los que trabajé consiguieron tres diplomas olímpicos, y he trabajado con
medallistas en copas del mundo, con algunos de los primeros clasificados en
mundiales y con campeones del mundo de varias especialidades… Soy un
privilegiado porque empecé en el atletismo con 15 años, en el deporte, y ahora
me da las satisfacciones del trabajo diario.
¿Y en qué consiste ese trabajo diario psicológico con los
deportistas?
Es un tema muy extenso, hay muchas variables. Es curioso que
mucha gente no se da cuenta de que el deportista que no cree en sus
posibilidades no consigue sus objetivos, no es capaz de dirigir su conducta. Si
yo creo que no voy a poder ser capaz de ser campeón del mundo no lo seré, no
lograré ganar en la competición. Ese hándicap de no creer, hace que uno sienta
que no está preparado, ve a los otros competidores como superiores y se asusta,
y eso es muy peligroso. Un deportista debe saber bien cuánto vale, qué es capaz
de hacer y ser capaz de intentar hacerlo. Yo trabajo mucho el tema de la
autoconfianza y el de la concentración en la carrera. Es fundamental estar al
cien por cien concentrado en la competición, en el entrenamiento.
El entrenamiento invisible es planificar que un deportista
sea capaz de controlar una situación emocional. Les pido que durante los
entrenamientos provoquen esas situaciones y aprendan a controlarlo. Les decimos
cómo ser mejores, tienen que pensarlo e interiorizarlo.
Entonces, durante los entrenamientos debemos simular
mentalmente lo que nos puede pasar en la competición…
Exacto. Hay que intentar imaginar las sensaciones que
tendremos si un contrario nos adelanta, o si nosotros adelantamos a un rival.
Ese ritual precompetitivo es esencial para luego saber competir bien. Saber
controlar los pensamientos negativos y aprender a crear pensamientos positivos,
tomar decisiones.
Cuando voy al parque y entreno en grupo con otros compañeros
intento aprender a correr en cabeza, a tirar del grupo. Igualmente, entreno ir
en cola, y luego tomo decisiones como “en la próxima vuelta me pongo en cabeza
del grupo y aumentaré el ritmo”. Y veo cómo mi organismo responde a la
situación. Hay que ser muy observador en el maratón. Por ejemplo, el tema de la
concentración es muy importante. Si viene una curva a la derecha, hay que
visualizarla y hacer una buena trazada, aunque no vayamos rápido. Si cojo la
curva por el ángulo más cerrado recorreré menos metros, y hay mucha gente que
en el maratón va siempre por el mismo sitio, por en medio, por la izquierda…
Parece que no prestan atención a esos detalles, y esos detalles son los que te
hacen tener la mente en la prueba. Siempre voy pendiente del circuito, hay que
estar concentrado y chequearse internamente, saber si podría ir más rápido o si
por el contrario voy más rápido de la cuenta, si el grupo en el que voy va
lento para mis posibilidades… Es un ejercicio de continuidad.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos, maratoniano, aconsejaba a
algunos pacientes con problemas mentales hacer “una buena sudada”, hacer
ejercicios aeróbicos para mejorar sus problemas. ¿Está de acuerdo?
Está demostrado que el ejercicio aeróbico ayuda en pacientes
con problemas moderados porque moviliza endorfinas, los cannabinoides del
cerebro… De hecho, yo no conozco atletas de larga distancia que sean
depresivos. Durantes los años 70, en los hospitales de Nueva York se promulgó
mucho el hecho de salir a correr como una ayuda a la medicación o como el
propio sustituto de la medicación. Nosotros sabemos que la carrera continua, el
trabajo aeróbico, tiene efectos positivos para controlar estados de ansiedad,
estrés, fobias… Es un buen elemento terapéutico. La gente que es capaz de
correr todos los días se siente más sano a nivel mental.
¿Son los maratonianos personas más competitivas en otros
aspectos de la vida que los que no corren maratones?
Evidentemente. Correr 42 kilómetros a un cierto ritmo exige
disciplina de meses de entrenamientos. Y hay días que hace frío, días que hace
calor, días que no apetece… y tú controlas tu conducta, aprendes a hacer cosas
aunque no se tengan ganas. Esa motivación es muy importante. Una persona que es
capaz de soportar el dolor y la fatiga durante días y días de entrenamiento,
entrenar cansado, tiene un umbral del dolor más alto que el que no lo hace.
Cuando uno corre 42 kilómetros es consciente de cuáles son los límites de su
organismo, y se siente más fuerte que otros en determinadas situaciones. Por
eso somos más competitivos en otros ámbitos. Es bueno, es positivo para la vida
diaria.
¿La motivación es ponerse retos continuamente?
Para mí sí. Yo sigo siendo atleta, como cuando tenía 15
años. Soy un atleta con canas. A mí no me motiva correr por correr, hay otra
mucha gente que sí y es muy respetable, pero yo tengo claro que lo que a mí me
motiva es buscarme continuamente mis límites. Si no estoy en forma no corro,
por eso no he corrido 50 maratones, he corrido 18. Para mí es un desafío, es
una puesta a punto, es un empeño, es algo de lo que disfruto enormemente y se
merece que le preste el tiempo que considero oportuno. Tiempo que no es sólo
correr: es gimnasio, fisioterapia, entrenamiento invisible, alimentación…
¿Es real, física y psíquicamente, la adicción a correr?
Sí, los que hacemos ejercicio aeróbico lo necesitamos. Si no
corremos nos enfadamos, cambiamos nuestra actitud, estamos mal. El fenómeno de
la adicción al entrenamiento es muy real. Necesitamos entrenar, necesitamos
correr para sentirnos bien, cómodos.
¿Se puede entrenar la mente para evitar el famoso ‘muro’
del maratón? ¿Es sólo una respuesta física del organismo o es psicológico
también?
Pudiera ser una cuestión psicológica cuando el atleta no ha
entrenado suficientemente y piensa que no va a ser capaz de superar ese punto,
esa situación. Pero el muro es un fenómeno global, metabólico, porque las
reservas de glucógeno ya se están acabando, y físicamente cuando entras en
fatiga la mente no piensa igual y también pierde resistencia ante los
pensamientos negativos. No es sólo psicológico, hay aspectos bioquímicos
importantes. Lo que sí diría es que, como en todo, en este proceso hay que
hacer un trabajo preventivo. Las largas tiradas (no más de dos horas y diez)
sirven para enseñar a nuestro organismo a convertir las grasas en glucógeno.
Esas tiradas ayudan a nuestro organismo, a nuestra musculatura, tendones y
articulaciones, a nuestra mente, a estar corriendo dos horas o tres horas y
pico.
¿Qué tiene el maratón distinto a otras distancias? Porque
en un diez mil cuando llegas al siete u ocho, también cuesta trabajo superar
ese pequeño muro…
Es distinto. Cuando era joven mi prueba favorita era el diez
mil. La pista es otra cosa, tiene unas sensaciones de velocidad, fuerza,
potencia, que no se tiene en maratón. Pero el maratón no se parece a nada.
Tiene mucha mitología detrás, incluso visto con perspectiva histórica. La
televisión también han hecho héroes a los grandes maratonianos de la historia,
por encima de otros atletas. Tiene algo mítico. De hecho, las carreras más
famosas del mundo son maratones, no pruebas de 10.000 metros, ni de 8.000.
Además, a un maratón importante se pueden apuntar 40.000 personas, no hay varios
diezmiles en el mundo al que se apunten 30.000 corredores. Hay algunos
importantes, alguna San Silvestre. El maratón es algo especial.
¿Cómo preparaban los maratones en los años 80? ¿Se hacían
muchas barbaridades?
Algunos deportistas como Fernando Baeza o yo, que sí
procedíamos del atletismo en pista de buen nivel, que teníamos una base
atlética, éramos muy rápidos y ganábamos todas las carreras populares a ritmos
de 3:05, 3:07, ritmos que ahora casi no se corren en las populares. Vencí en la
Vuelta a Sevilla del 84 haciendo 13 km a 3:06. Baeza estudiaba en económicas y
se venía a Sevilla desde Carmona corriendo, su novia Regla, que hoy es su
esposa, venía en el autobús con la ropa limpia para después. Antes también
corríamos mucho por carreteras, y hoy ya no lo hacemos casi nadie.
Completábamos un circuito de Chapina a la Pañoleta, de la Pañoleta a San Juan,
de allí al campo del Betis, y por La Palmera hasta Chapina… Otro era por Torneo
y llegábamos hasta San José de la Rinconada y volvíamos por Camas (unos 30
kilómetros). Pero desgraciadamente he perdido tres amigos corriendo. Me acuerdo
de Pepe Flores, mi entrenador. Entrenaba con él todos los días menos el día que
le atropelló un coche, que no pude ir a correr. Rafael, que ganó Mapoma una
vez, también murió por un accidente de coche. Rafael Rodríguez, un médico de
Valme, murió atropellado por una cosechadora mientras hacía bicicleta por
Salteras. Así que ya evito la carretera, como todos, voy a los parques.
También ejerce de
entrenador de corredores populares. ¿Cómo trabaja con ellos?
Tengo tres buenos corredores que pueden hacer 2:23, 2:27 y
otro 2:28-29, todos enfocados a preparar el maratón de Nueva York de 2008. Me
gusta ayudar a otros corredores porque creo que puedo enseñarles muchas cosas.
Llevo más de 25 años corriendo...
¿Qué diferencias había en los entrenamientos de los años
80 y los de ahora?
La primera es que en hoy en día muchos de los mejores
maratonianos no provienen de las pistas. En los 80 era más complicado que
ahora. Pero hoy, esa base del tartán se ha perdido, no parece tan necesaria
como lo era antes. Ahora se hace mucho trabajo de gimnasio, y nosotros no
hacíamos ni una abdominal. Los corredores sólo corríamos, los lanzadores sólo
lanzaban, los saltadores sólo saltaban… Hoy existe una preparación física muy
buena y completa. En cuanto a los volúmenes de kilometrajes son casi iguales.
Lo único es que no pisan la pista ni para hacer las series, las hacen en el
parque también.
¿Cuál es la clave para correr un maratón y para prepararlo?
Creo que hay varias claves. Hay que entrenar volumen
suficiente. Por ejemplo, para bajar de 3 horas, por lo menos hay que correr 14
km diarios y hacer unas siete tiradas largas como mínimo los domingos de las
siete semanas previas a la prueba. Otra clave, y este es el gran error de
muchos, es no trabajar el ritmo de carrera. Un maratoniano que va a hacer 2:48
no necesita hacer series a 3:20, va a correr a 4 minutos. El volumen de series
debe intentarlo hacer entre 3:50 y 4 minutos, porque es la vía metabólica,
psicológica y adaptativa que necesita para correr el maratón, nunca va a correr
un kilómetro a 3:20. Correr las series largas más rápido es entrenar una vía
que no se necesita. Lo tercero, es que es muy importante no dejarse llevar por
la ansiedad competitiva, que no correlaciona con el rendimiento después en el
maratón. Es decir, puedes estar muy nervioso y alterado por la prueba, por la
distancia, pero lo importante es saber administrar bien tus fuerzas durante el
maratón.
Otro aspecto fundamental es que se debe llegar muy bien a la
media maratón. Si vas a correr en 2:48 no se puede pasar la media más rápido de
1:24, aproximadamente. Mucha gente cree que si corren 3 minutos más rápido la
primera media después lo harán mejor, que tendrán un colchón, y ahí mueren
deportivamente. Hay que cuadrar perfectamente el paso por la media. Si se ha
entrenado suficientemente, se llega bien, garantiza incluso hacer la segunda
media más rápida. Yo lo hago desde el principio de mi vida deportiva, y siempre
el segundo medio maratón lo he corrido un minuto o dos más rápido que el
primero. Además, la sensación de plenitud es mayor al acabar. El ritmo es la
clave.
¿Y qué recuerda de aquel maratón de Sevilla de 1985 en el
que fue el primer atleta local en cruzar la meta?
Recuerdo la emoción. Nunca soñé que podía ser agasajado por
hacer algo en el atletismo. Siempre fui un atleta muy normal. Estaba
acostumbrado a ganar pruebas populares, pero no tenía la sensación de ser un
gran corredor. Pero ese día de 1985 yo estaba seguro de que había hecho algo
grande. No se me olvida la recta de entrada en el parque de María Luisa. Iba
mirando a los lados buscando entre el público caras conocidas, y cuando entré
con un tiempo muy bueno para el momento aquel (2:36:33, octavo) sentí una
satisfacción plena. Hoy se sigue quedando entre los 20 primeros con ese crono.
Se hizo una fiesta en la calle Asunción, y Pedro Rodríguez de la Borbolla se
acercó y me dijo “te vamos a entregar un trofeo que no se te va a olvidar en la
vida”, y es cierto, es parte de mi vida.
¿Fue la victoria más bonita?
Sí, aunque recuerdo también cuando gané el andaluz de cross
absoluto, y una vez que le gané a Ruiz Bernal en un 3.000 obstáculos, o una
Vuelta a Sevilla en la que gané a gente que luego fueron grandes corredores.
Pero me siento muy orgullo de aquel maratón porque después de treinta años esta
es mi profesión: el deporte. Soy profesor de psicología aplicada al deporte,
escribo libros, investigo… y sigo viviendo en el deporte.
¿Recuerda momentos malos que haya sufrido corriendo?
Sí. Hay un momento que es terrible. Después de haber
entrenado muy bien durante meses y crees que en la competición obtendrás los
resultados esperados, llega el día de la carrera y por alguna razón no
consigues el objetivo… En un maratón de Sevilla, llegué al kilómetro 30 con
unas sensaciones geniales, pensé “hoy me salgo”. Pero no sé por qué, medio
kilómetro más tarde me hundí. Me hundí tanto que me tuve que parar. Recuero que
lloré, y a pesar de que tengo buen carácter, le pegué una patada con toda mi
alma a una botella de agua que había en el suelo. La mandé bien lejos… También
recuerdo en 2007 que el día antes del maratón de NYC cogí frío y corrí sin
haber comido en 24 horas. Me dio rabia porque lo había preparado muy bien. Fui sin
control de mi cuerpo, y por eso me voy a tomar la revancha este año.
¿Es partidario de repetir mantras positivos y repetirlos
en momentos clave?
Tengo algunos trucos, pero no uso mantras. Por ejemplo, dejo
de mirar el reloj en el kilómetro 30 y los empiezo a contar de dos en dos.
También empiezo a contarlos al revés, “sólo me quedan seis kilómetros para
acabar”. O hago comparaciones, “ahora lo que me queda es como cuando salgo a
correr desde la puerta de mi casa hasta la puerta del parque”. Creo que es más
fácil correr en millas, eso de que sean sólo 26 hace que psicológicamente nos
parezcan menos.
Sí, es de lo que más orgulloso me siento. Mi hijo y mi hija
son deportistas de competición. Mi hijo corre a muy buen nivel y mi hija, que
es más joven, y le gusta el remo, participa en el Campeonato de España. El
deporte es algo valioso, que te hace diferente de los demás, te da
posibilidades de viajar, de conocer gente, de vivir un ambiente sano, a pesar de
que en el deporte hay cosas sucias como el doping. Para mí es un orgullo que
mis hijos sean deportistas. He corrido con Carlos Lopes, con Gebrselassie, Ruiz
Bernal, José Luis González, Sánchez Vargas, Abascal, he visto dos olimpiadas en
directo y a un montón de campeonatos del mundo. Soy un afortunado, hago y
trabajo en lo que me gusta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario